Escribo de vez en cuando algunos poemas para liberarme, tengo una pila de papeles desordenados sobre mi escritorio. Hasta puedo jactarme que si de pronto me animase a mostrarle al mundo que mi yo interior tiene su lado idílico, dejarían de tildarme solo por lo que mi semblante muestra, lo innatural de mi misantropía.
A veces quisiera que las cosas no sean como lo es y mientras que analizo el porqué de lo que ha sido, más anhelo no pensar en qué me atrajo a esto. No me refiero a romances rotos ni desamores, sino de lo cruel que fue el destino contigo, con nosotros.
Esta agonía de soledad me suscita a que sepulte mis sentimientos e impregne mis dolores en estas hojas superpuestas, así que… hoy te recordé como cada día y te dejé el poema setecientos veintitres:
La luz mortecina de la luna, se posa suave sobre mi ventana,
mientras que el sonido de la noche, hace estragos mi serenidad,
el viento de vez en cuando ondea la cortina blanca que tú me heredaste y,
sucumbo ante lo incierto cuando me da una especie de paz falsa toda esta parsimonia.
Recojo los restos de tus recuerdos y los almaceno en mi amplia memoria,
solo para derramar mis sueños en aquel oásis de culpa,
en el conticinio oigo suaves llamamientos, no sé si será tu voz o el eco de tus reflejos.
Tengo varias fotografías que ornan ese espacio que dejaste,
sobre la mesa de luz, en el escritorio, por la puerta de la nevera, sucedáneos ayeres,
tu omnipresente sonrisa, bordea lo perfecto,
me detengo, te observo,
sin querer arrastro mis dedos sobre las comisuras de tus labios,
mientras que acaricio tu retrato y materializo tu silueta.
Releo lo que escribí, borroneo, miro cada detalle, cada sílaba, cada acento, cada error, quiero que sea perfecto, a continuación, pongo una fecha, impregno mi firma y lo coloco entre los demás poemas, hasta que descubran la luz o, ¿Quién sabe, si se hundirán en una densa neblina de olvido?
© 2022 Marcos B. Tanis.
Etéreo 
Reblogueó esto en RELATOS Y COLUMNAS.
Me gustaMe gusta