Musa

Recuéstate a mi lado, cariño. Hoy quiero expresarte mis sentimientos —le digo y ella se acomoda el cabello por detrás de la oreja, a continuación, se ladea sobre la cama para escucharme.

            Sonríe nerviosa por cómo la veo y se sonroja las mejillas, ese síntoma que nace tras su pose, hace que la inspiración surja con más facilidad. La tengo a centímetros, me aproximo y arrastro mis dedos sobre las curvas en forma de silueta, primero desde la cintura y lo elevo con delicadeza hacia tus senos. Mientras cierra los ojos (producto de nuestros roces), me transporto hasta el momento exacto cuando empecé a desnudarle.

            Le digo:

            Eres el fruto prohibido de mi pecado, eres la estrella que más brilla en el firmamento, en tus pétalos tienes el néctar que me alimenta, que me satisface. Tu voz resuena en mi interior y se aprisiona en mis cárceles. ¿Sabes?, quizá tú no lo sepas, pero tu figura fue esculpida por ese artista que aún no nació, tus ojos color ámbar encienden la libídine, tus labios color carmesí me alimentan, me envenenan y lo saboreo como un sitibundo en pleno desierto.

            Ella mira sorprendida, desconoce esa faceta mía. Veo en sus ojos que le gusta, que hasta quisiera oír más de mí y hay en ella una especie de reciprocidad.

            Quiero recorrer cada centímetro de tu piel, entretenerme con tu perfección y que enardezca esa pasión que nos caracteriza. No quiero que seas una ilusión pasajera, sino mi realidad intransigente.

            Muerde los labios de forma provocativa, he llamado su atención y merezco que aprecie ese poeta que sale cuando la tengo a mi lado.

            No pensé que iba a enamorarme de ese modo, hasta el punto de parecer un idiota, tal vez ella ve reflejado lo que siento y espero que solo saque lo mejor de mí (siempre).

            Tras un largo suspiro de su parte, libramos una batalla sobre aquel campo de deseo y nos fundimos de sentimientos inefables.

© 2022 Marcos B. Tanis.

Publicado por Marcos B. Tanis

De profesión analista, docente y magíster en auditoría en informática, amante de la lectura y ahora escritor. Tengo mis primeras novelas publicadas tituladas: Fragilidades del alma y Aquello que menos esperas I y II, además varios apresurados por salir de la oscuridad.

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