Él y yo

Cuando hube viajado hasta aquí, éste lejano país se convirtió en un nuevo mundo. Un mundo creado por mí, para ocultarme del otro del que no quería salir; sin embargo, pese a todo lo que dejé atrás, fue como si de igual forma lo trajera todo conmigo…es extraño cómo se siente todo esto, pienso.

            Tras mi breve reminiscencia, direcciono mi vista hasta el patio trasero de mi casa, observo a mi pequeño columpiarse en su propio parque infantil, él tiene todo lo que yo no tuve, incluso le prometí darle lo que siempre soñé. No es que quisiera obligarle o doblegarle a ser alguien que no quiere ser (yo); por ese motivo le ofreceré todo lo que está a mi alcance, sin manipular lo que él quiere y lo que yo quise.

            Con lo que respecta a mi esposa, es un ángel caído del cielo, de cabellos dorados y los ojos tan verdes que parecen pintados por un artista contemporáneo, ¿quién podría imaginar que alguien como ella, se fijase en alguien como yo? —me interrogo en silencio y a la vez creo que tengo más de lo que me merezco, por lo que hice y por el motivo que hoy esté aquí.

            —¿Estás bien, cariño? —me pregunta en inglés.

            —¿Por qué estaría mal? ¿uh? —le hago un espacio entre mis piernas y le invito a que se siente allí.

            Ella no duda en hacerlo y me brinda un sorpresivo beso. Más allá, nuestro pequeño sonríe al ver que nuestros labios se mezclan. Siempre le provoca la misma sensación, entre avergonzado y orgulloso. También nosotros le devolvemos la sonrisa y luego inventamos una nueva excusa para no llegar al siguiente paso. La cama.

            Muchas veces me veo al espejo y el reflejo me muestra a alguien que no soy, ese ser extraño que se apoderó de lo que yo era, que usurpó mi cuerpo y ganó el corazón de ella. Si mi esposa supiera que me hice una cirugía luego de asesinar a un multimillonario, al que le dejé con las cuentas del banco vacías y falsifiqué su nombre con el mío, para que sus fincas y vehículos, pasase todo a mi nombre y me convirtiera en alguien con poder.

            Nadie había sospechado de mi habilidad y hasta dijeron que había muerto.

            Sin embargo, hoy estoy aquí, bajo el mismo cielo.

            Después de la cirugía, me hice pasar por un artista (tal vez hasta lo era antes, en mi oficio de ladrón) y emigré hasta este continente. Quizá moví las piezas que el destino trazó para mí y eso ha creado una paradoja en mi presente. Me fue bien, no lo niego, soy conocido y, aunque no soy excéntrico, tengo todo lo necesario para vivir con dignidad.

            Pero no estoy completo, mi pasado me persigue como sombras y no puedo ocultar la desazón que siento por dentro, él y yo, el que está en el espejo es solo una máscara capaz de manipular todo este invento de mi nuevo yo.

            A veces Ingrid me pregunta sobre mis familiares o sobre mis fotos antiguas, inventé que cuando decidí salir de Paraguay, enterré mi pasado con él, todo para empezar una nueva vida. Tampoco nunca investigó de más ni hurgó entre mis cosas, nunca sabré si lo hace por amor o por no herirse a sí misma.

            A los dos nos gusta lo que somos. Es todo lo que importa.

            Haber decidido lo que hoy me tiene aquí fue como ese pequeño destello que brilla en la oscuridad y del cual supe aprovecharlo muy bien. Tal vez él es feliz, tal vez yo en el fondo también lo soy y aunque ambos somos la misma persona, ambos sabemos que el verdadero… siempre será un monstruo.

©2023 Marcos B. Tanis.

Publicado por Marcos B. Tanis

De profesión analista, docente y magíster en auditoría en informática, amante de la lectura y ahora escritor. Tengo mis primeras novelas publicadas tituladas: Fragilidades del alma y Aquello que menos esperas I y II, además varios apresurados por salir de la oscuridad.

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