Fantasma

Mientras leía el periódico, oí voces provenientes de la otra habitación. Tuve que dejar la lectura de la sección de políticas y tras doblar en dos partes, lo acomodé en la mesita de la sala. A continuación, me levanté de mi sillón y avisé en voz alta que iría a revisar de quién se trataba esa voz fantasmagórica que me daba calosfríos.

            Mi perro ladró apenas, más porque yo me había levantado de mi sillón que por otra cosa. Luego se volvió a poner en la posición en que, tal vez, soñaba con una dulce mascota de alguna vecina.

            Continué mi trayecto franqueando juguetes y zapatos esparcidos por el piso. En ese momento también mi hijo jugaba en su consola y no había escuchado la voz lastimera que provenía del dormitorio colindante. Con sigilo caminé en medio del pasillo y tras traspasar el umbral de la habitación, vi algo en la penumbra. Algo que me dio repelús.

            —¿Quién eres y qué quieres aquí? —le dije.

            —Buuu…. Buuuu —contestó aquel ente de alma en pena.

            —Llamaré a los cazafantasmas —saqué mi celular y simulé que marcaba. Luego “hablé” con uno de los cazadores, éste me había dicho que vendría con su pistola de protones y que la cazaría.

            El fantasma levitaba encima de la cama y se podía ver sus medias rosadas, sus manos extendidas por debajo de la sábana se abrían con la intención de asustarme, si de pronto estuviera cerca, de verdad correría peligro.

            Grité, pedí ayuda, pero nadie vino a mi rescate. El fantasma se bajó de la cama a trompicones y mientras vociferaba su inconfundible mantra, se me acercó y me acorraló contra la pared.

            Luego de entregarme a mi destino, empecé a hacerle cosquillas y mientras intentaba escapar, su gala fantasmal se le salió y descubrí quién era.

            —Me asustaste —mi condición de actor seguía dando lumbre en ese momento.

            —¡Soy yo, papi! —sostuvo, con su sonrisa angelical, mi pequeña juguetona que, emergió tras desprenderse de la sábana.

            Inventé que no sabía que se trataba de ella y que en verdad los cazafantasmas estaban en camino. Así que tuve que volver a marcar y ofrecerles mis disculpas por haberles llamado en vano.

            Mi hija me observaba asombrada, como si ahora ella creyese que de verdad estaba llamándoles.

            Así acabó este nuevo juego entre ella y yo.

            Al menos por ahora…

©2023 Marcos B. Tanis.

Publicado por Marcos B. Tanis

De profesión analista, docente y magíster en auditoría en informática, amante de la lectura y ahora escritor. Tengo mis primeras novelas publicadas tituladas: Fragilidades del alma y Aquello que menos esperas I y II, además varios apresurados por salir de la oscuridad.

2 comentarios sobre “Fantasma

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