Te dejaré algo en el microondas

¿Cuántas veces te vi trasnochar en aquellos años?, ¿sabes?, aún recuerdo cómo te esmerabas y te exigías a ti misma que serías la mejor alumna de la facultad. Visualizo aún esa montaña de libros alrededor de tu mesa, tu cuaderno más tus bolígrafos y un velador portable que te seguía a todos lados.

            Sabía que era lo que soñabas desde pequeña y a veces sentía que yo no era importante en tu vida (al menos para mí, porque parecía que no congeniábamos en nada), también recuerdo que me habías explicado que el amor y el anhelo, aunque no van de la mano, deben sostenerse para no soltarse.

            Desde esa vez que me quitaste la venda de los ojos y me hablaste con la verdad, dejé que pases en vela (literalmente) mientras yo seguía un camino diferente y no hablo sobre si hubo una posible distancia entre nosotros, sino llegué a aceptar que vivir con sueños diferentes dentro de una casa, lo único que hace es cimentar una pared que no se derrumbará tan fácil.

            Sé que pasé muchas noches durmiendo en una cama casi vacía, arrebujándome a una soledad pasajera. También sé que cuando nos sobraba algo de tiempo, hacíamos el amor mientras nos duchábamos o me dejabas el desayuno mientras tú te ibas a la cama y yo iba al trabajo.

            No fue fácil ese proceso de aceptación, sin embargo, hizo que el valor de la unión tenga otro significado para nosotros como pareja y no solo sea un símbolo de consideración materialista.

Éramos casi extraños conviviendo un amor a medias y no quería que ese sentimiento tenga fecha de caducidad.

            Porque… llegué a ser como un ciego que trataba de acariciar tu rostro con estas yemas de pordiosero, mientras que la distancia prolongaba este precoz resentimiento.

            Pero ese tiempo ya culminó, ya que cumpliste lo que te habías prometido a ti misma. Ser la mejor médica y gracias a ese esfuerzo, hoy tienes tu recompensa. Además, ahora tienes más tiempo para nosotros y, aunque a veces te toca cubrir turnos por las noches, llegará el momento en que eso también deje de suceder.

            Mientras tanto y cuando suceda de nuevo esto de no encontrarnos por las mañanas, te dejaré un café, leche tibia o algo de desayuno en el microondas.

©2024 Marcos B. Tanis.

Publicado por Marcos B. Tanis

De profesión analista, docente y magíster en auditoría en informática, amante de la lectura y ahora escritor. Tengo mis primeras novelas publicadas tituladas: Fragilidades del alma y Aquello que menos esperas I y II, además varios apresurados por salir de la oscuridad.

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