Entrevista

Ella se acomoda frente al entrevistador, parece tranquila, pero en su tez se esconde un nerviosismo porque será vista en un canal de YouTube. Era la primera vez que alguien se la acercó de esa forma y le preguntaron si estaría interesada en que alguien más conozca lo que hace.

            Una vez listos ambos en el estudio.

            —Buen día, ¿por qué no te presentas? —Indica el hombre para dar por iniciada la entrevista.

            —Me conocen como Gema, porque… lo valgo —sonríe ante la cámara y provoca lo mismo en su interlocutor, aquella innata egolatría.

            —¿Desde cuándo ingresaste a este mundo?

            —mmm… ni siquiera lo recuerdo, pero supongo que a los catorce o quince años.

            —Apenas eras una niña, es decir, aún sigues pareciéndolo —ambos se miran con recato—, ¿cuántos años tienes ahora?

            —La edad suficiente para ser yo misma.

            El entrevistador se dio cuenta que su pregunta era insustancial y decidió cambiar el sentido del mensaje.

            —¿Eres feliz con lo que haces?

            —Depende, ¿tú a qué llamas felicidad?

            Hubo un silencio quedo en el aire y luego Gema sonrió al verlo incómodo ante su respuesta y pregunta al mismo tiempo. Entonces tuvo que interceder ella de nuevo.

            » El humano siempre busca heridas en cicatrices ajenas —continuó ella—, pero si quieres que te diga que lo que vivo pueda tomarse de ejemplo, te aseguro que no lo quiero. Mira, todo lo que hago me hace olvidar por un momento lo que me hicieron y me convierto en quien quiero ser en ese preciso instante. Me libera de malos pensamientos y me concentro en mi arte. En cómo ellos disfrutan y lo que yo provoco para que lo hagan.

            Una lágrima recorrió su mejilla y el entrevistador enseguida le ofreció un pañuelo desechable que tenía listo por si ocurriera.

            » Lo siento… llorar estropeará mi maquillaje —se disculpa Gema y sonríe triste para demostrar a los próximos espectadores que el llanto también puede ser visto como algo hermoso.

            Luego se recupera, se yergue el pecho y espera por la siguiente pregunta.

            —¿Esta condición surgió de algo en específico o cuándo supiste que eras ninfómana?

            Gema se queda observándolo como si estuviera en un trance. No parpadeó, solo mantuvo las pupilas en el horizonte de sus recovecos. Tal vez desencadenando imágenes que no quería materializar o disociando ramificaciones de su rota infancia.

            —Mi madre era drogadicta y así conoció a mi padrastro… él… (Gema miró hacia arriba) empezó a tocarme y mi madre no decía nada, incluso puedo jurar que le gustaba que su novio me tratara con esa medianía. Más tarde, cuando tenía once años escapé de casa y empecé a vivir en hogares que me acogían y lo más triste es que sufrí lo mismo en varias oportunidades —secó otra lágrima que le resbalaba por el rostro—, hasta que encontré una publicación donde decía que necesitaban actrices porno y entonces quise encontrar allí mi vocación.

            Otra pausa.

            » A partir de mi incursión en el porno, construí en mi mente un mundo bonito hecho de malos cimientos y ¿sabes qué?, aunque otros conciben comportamientos inadaptados con lo que hago, para mí es un plano subjetivo que adopté como real.

            —Estética y proyección, supongo que solo atribuyes una hipótesis de lo vivido —contestó él.

            —Sí, así es, tú me entiendes —le guiñó un ojo.

            Así fueron platicando por una hora, entre sollozos y sonrisas. Ella desahogándose, él, compadeciéndose.

            Tras la entrevista cambió perspectivas y al final, la intención del YouTuber surtió un efecto positivo entre ellos dos. Gema se convertiría en su primera entrevistada y funcionó como lo imaginó desde un principio, ahora debía buscar otra historia para su nuevo canal. Pero primero debía retocar la voz, editar el video y compartir al mundo para empezar a pensar como un verdadero creador de contenidos.

©2024 Marcos B. Tanis

Publicado por Marcos B. Tanis

De profesión analista, docente y magíster en auditoría en informática, amante de la lectura y ahora escritor. Tengo mis primeras novelas publicadas tituladas: Fragilidades del alma y Aquello que menos esperas I y II, además varios apresurados por salir de la oscuridad.

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