El amuleto

Hace unos años, mientras deambulaba por las calles de Asunción, me topé sin querer con una tienda de antigüedades, este negocio tenía las paredes despintadas y los cristales en medio del camino entre la humedad del olvido y el anhelo en ser visitado. Sin embargo, a mí no importó en qué condiciones se hallaba, sinoSigue leyendo «El amuleto»

Era meiji

Shinobi, del clan Serpiente Cascabel, había oído que el sensei Itsuki del clan Garras de acero, impartía enseñanzas ancestrales en el domo donde regentaba. Así que, su interés por descubrir lo que se decía de aquel instituto, hizo que Shinobi, más avergonzado que otra cosa, desafiase al maestro para medir las técnicas de uno ySigue leyendo «Era meiji«

Un hombre en el patio trasero de mi casa.

Jamás le había dicho nada a mi esposa sobre lo que ocurre en el patio trasero de mi casa. Puedo decir que vivimos en un barrio de buena escala social, fue la herencia de mis padres y ellos la heredaron de mis abuelos, al menos la casa en sí tiene varias historias que podría sugerirSigue leyendo «Un hombre en el patio trasero de mi casa.»

Vestiglo

Él se comportaba como un reptil de unos días de haber nacido, porque cada noche debía ocultarse de su madre para no ser devorado, como si fuera provocada por la emoción pre cognitiva de lo que podría suceder en caso que no lo hiciera. Siempre ocurría cuando oía unos pesados pasos traspasar el umbral deSigue leyendo «Vestiglo»

Superstición

Los niños fueron avisados por sus propios abuelos que, por las noches se oían melodías lúgubres y que nunca descubrieron qué era aquel ser nocturno que de pronto aparecía —lo extraño que, al expresar esa anécdota, ninguno reía, así que no podían tildarlo como un chiste de mal gusto.             Ambos, hermanos, de trece ySigue leyendo «Superstición»

El viejo de la carreta.

En estos tiempos de naves espaciales y autos eléctricos, es muy extraño seguir viendo medios de transporte de ese estilo. El jinete o chofer —no supo cómo definirlo—, era un lóngevo hombre carialegre que, saludaba con quienes se cruzaba en su camino, incluyéndolo. El caballo que acarreaba la carreta, estaba bien cuidado, con su largaSigue leyendo «El viejo de la carreta.»

Un niño y su cometa.

Eze quiso siempre un cometa, su padre no se cansaba de prometerle que le regalaría uno en cuánto pudiera. Sin embargo, las cuentas que pagar, doble turno en el trabajo como delivery y mozo, casi no le daba tiempo para visitar una juguetería o comprar del mercado 4. Entonces Eze, dijo: si su padre noSigue leyendo «Un niño y su cometa.»

La última mujer sobre la tierra.

Se despertó de golpe, se miró las manos, tenía una etiqueta sobre la muñeca, EH0001TERRA, «Quizá significaba su actual destino», pensó. Ahora lo que le preocupaba era, ¿qué hacía allí encerrada dentro de esa retorta?, ¿acaso era producto de algún experimento?, ni siquiera recordaba quién era, ¿cuánto tiempo había transcurrido? El silencio era tétrico, soloSigue leyendo «La última mujer sobre la tierra.»

Penumbra

—¡Papá! Grita Noemí desde el otro lado de la habitación. Yo, en un intento desesperado para acudir a su llamado, tropiezo con el ventilador de pie y casi caigo, cuando volteo, veo que mi esposa se descompone en el limbo. —¿Qué sucede cariño? —le pregunto, acercándome al borde de la cama. Mi esposa llega trasSigue leyendo «Penumbra»

El monte

Cerca de mi casa tenemos una especie de boscaje, aunque se lo conoce por una denominación menos elegante, “el monte” (incluyéndome), pero el nombre no importa tanto, sino lo que se circunscribe en él, es que después de cualquier lluvia, deja al ingenio de uno, una especie de halo de misterio para todo el queSigue leyendo «El monte»

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