Lo inesperado se hace esperar

—Hemos pasado lo suficiente, cariño, no me gusta verte cabizbaja —le había dicho su esposo, con el semblante optimista. Carla, ya había pasado lo suficiente en su vida y la retahíla de malos sucesos aún no terminaban para ella (pareciese). Incluso había pensado que la mejor solución era acabar con su vida. » ¡Te prohiboSigue leyendo «Lo inesperado se hace esperar«

Sonidos de la guerra

Súplicas de soldados abatidos en este duelo inefable, llantos de moribundos que, con miedo en los ojos ya son conscientes de su desenlace, ríos de sangre que confluyen con los cuerpos que yacen sobre pilas de un aroma a prematura muerte. Sobre aquel campo inerme las balas caen por doquier y se incrustran en losSigue leyendo «Sonidos de la guerra«

Wabi-sabi

La risueña mujer llevaba un otoño prendido en el pelo, paseaba con su perro caniche y éste era guiado por la fuerza de una correa color rosa, el pequeño can parecía perdido en un mundo gigante. La lóngeva mujer caminaba con parsimonia y de vez en cuando arrastraba sus yemas para palpar las hojas queSigue leyendo «Wabi-sabi»

Preso de mi inocencia

Con aire abatido camino hacia mi destino, las personas alrededor vitoreaban por mi condena y yo, ni siquiera nunca fui el verdadero culpable por lo que se me juzga. Muchas veces intenté explicar que soy inocente, sin embargo, todas esas mismas veces, nunca fui escuchado, lo más extraño que ni siquiera hubo testigos que diganSigue leyendo «Preso de mi inocencia»

El detalle de lo que desconocemos.

Tomé mi caña de pescar, a continuación, me coloqué un sombrero y me dispuse a caminar hacia la orilla del río, me habían dicho que allí donde iba era un lugar estratégico, entonces, ¿por qué no tomar como recomendación lo que dijo un experto en el ramo? Llevé botas que, por cierto, enseguida se untaronSigue leyendo «El detalle de lo que desconocemos.«

Flores en el tacho

Camino a mi trabajo, me topé con un ramo de flores dentro de un cesto de basura, por supuesto que lo dejé allí tal como está, ya que ese simbólico acto de abandono, oculta una trágica historia de amor (o eso creo yo), aunque también puedo pensar que, quizá cuando pase de largo, alguien másSigue leyendo «Flores en el tacho«

Testimonio

Mi nombre es Diego Esquivel, el mes pasado cumplí veinticinco años, aún vivo bajo la tutela de mis padres, hace poco he dejado el estudio y renuncié a mi trabajo, no es que se me antojó de repente, sino todo tiene un porqué, no solo eso, también sufro de insomnio, de fobia social, me sumergíSigue leyendo «Testimonio«

Jaula de dolor

Cuando nos rescataron de aquel sombrío lugar, mi hermano y yo, pensábamos que el niño que se asomó tras bajar de su bicicleta; nos hizo ver que aún existía un antecedente de felicidad. El territorio donde habitamos por unos días después de que otro amo haya optado decidir que era la mejor solución abandonarnos, aúnSigue leyendo «Jaula de dolor»

No me abandones.

«Nunca encontraré solución infligiéndome daño a mí misma», pienso, hasta puedo decir que es una especie de emancipación para mí, tras aquel acto casi misericordioso. Tengo dos heridas que equivaldrían a mi insipiente condena, la primera en forma horizontal por encima de la vena basílica cuando me hice del valiente y me acobardé cuando yaSigue leyendo «No me abandones.»

A ciegas.

Acordamos nuestra primera cita en la heladería París, según nuestras primeros mensajes de voz, coincidiámos con el gusto al helado de chocolate, parecerá simple ese detalle, sin embargo, al que le interesa, lo ve como gigante. Como a mí. Cuando te conocí aquella tarde en la tienda de sombreros, fue cuando tropezamos y escuché elSigue leyendo «A ciegas.»

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